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Arroz chileno resistente a la sequía: la revolución agrícola que nace en Ñuble

mayo 5, 2025

En los extensos campos del sur de Chile, donde la sequía avanza año tras año con mayor intensidad, una nueva esperanza germina entre los cultivos. Se trata del Jaspe Flar, una innovadora semilla de arroz capaz de crecer con la mitad del agua tradicionalmente necesaria, sin sacrificar productividad. Este avance, fruto de dos décadas de investigación, promete transformar no solo la agricultura chilena, sino también la producción arrocera a nivel global.

Un cambio histórico en la forma de cultivar arroz

Durante milenios, el arroz se ha cultivado mediante la inundación constante de los campos. Esta técnica milenaria permite eliminar malezas y prevenir plagas, pero implica un consumo hídrico altísimo. En promedio, se necesitan 2.500 litros de agua para producir un solo kilo de arroz. En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático y la escasez de agua, esta metodología resulta insostenible.

En Ñiquén, una localidad de la región del Ñuble, a 400 km al sur de Santiago, el joven ingeniero agrícola Javier Muñoz, de 25 años, era uno más entre los muchos agricultores que seguían esa tradición. Sin embargo, su historia cambió radicalmente gracias a un proyecto científico que se desarrolló en sus propias tierras. Aplicando una técnica distinta, logró reducir a la mitad el consumo de agua y mantener los niveles de producción.

“El cultivo de arroz siempre fue inundado; lograr hacer un cambio tan profundo es histórico”, declaró Muñoz a la agencia AFP.

La científica detrás del cambio

Detrás de esta innovación se encuentra la chilena Karla Cordero, investigadora del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA). Preocupada por los efectos de la sequía que azota a Chile desde hace más de 15 años, Cordero decidió buscar una solución concreta. El resultado: una nueva variedad de arroz llamada Jaspe Flar, producto del cruce entre una semilla chilena y otra de origen ruso, seleccionadas cuidadosamente por su capacidad de resistir climas extremos.

Lo más destacable es que esta semilla no es transgénica. Se obtuvo mediante técnicas de mejoramiento genético tradicional, lo que facilita su aceptación en distintos mercados.

Una técnica que rompe paradigmas

Para cultivar el Jaspe Flar, Cordero implementó el Sistema de Intensificación del Cultivo de Arroz (SRI, por sus siglas en inglés), una metodología desarrollada en 1983 en Madagascar por un sacerdote francés. Esta técnica reemplaza la inundación continua por un sistema de riego intermitente, alternando períodos secos y húmedos. Además, se utilizan menos semillas, pero se logra una mayor cantidad de plantas por unidad sembrada.

“Nos dimos cuenta de que era posible producir arroz sin inundar. Y a pesar de usar menos semillas, tener la misma producción que un sistema tradicional”, explica Cordero.

En cifras, cada semilla de Jaspe Flar puede generar hasta 30 plantas hijas, casi diez veces más que en un campo convencional. Además, al sembrarse en hileras separadas por 30 cm, se facilita el manejo del cultivo y el control de plagas.

Impacto nacional e internacional

Tras ser presentado en el Congreso Mundial del Arroz 2023, el Jaspe Flar está listo para su lanzamiento comercial, gracias a un acuerdo entre el INIA y una empresa privada. La técnica también será puesta a prueba en Brasil —el mayor productor de arroz en América—, así como en Uruguay y Ecuador, en colaboración con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura.

Los beneficios de esta nueva variedad son múltiples: puede resistir mejor tormentas, olas de calor e incluso inundaciones, gracias a su mayor vigor genético. Su cultivo eficiente no solo representa un ahorro de agua, sino también una menor huella ambiental, algo que organismos como la FAO celebran como una estrategia prometedora para el futuro de la agricultura.

Makiko Taguchi, oficial de Agricultura de la FAO, señaló que si bien en países como Japón también se están desarrollando variedades resistentes al calor, su implementación puede tomar años. En ese contexto, el avance chileno representa un paso concreto hacia una producción de arroz más sostenible.

El futuro del arroz es resiliente

En un planeta donde el agua dulce se vuelve un recurso cada vez más escaso, innovaciones como el Jaspe Flar marcan un antes y un después. Como lo resume Javier Muñoz desde su campo en Ñiquén: “Es un paso hacia el futuro”. Un futuro donde la ciencia, la tradición y la sostenibilidad se unen para asegurar el alimento más consumido del mundo sin comprometer el equilibrio del planeta.